martes, 27 de noviembre de 2007

Rerecaída

“Ahora me vas a decir que yo estoy acá pero sólo piensas en seguir fumando. Y escribirás esto en tu puto blog. Me da rabia lo negligente que eres contigo, tienes todas las redes, pudiste llamar. Y encima acá, profanando la casa de tus viejos, ándate a tu departamento, sé que no te da vergüenza, ábreme la puerta, ¿sientes algo verdadero por alguien o algo que no sea la pasta? Porque si te querís hacer cagar, hazlo pero deja de hueviar acá donde tus papás, tu mamá me encargó la casa, no sabía cómo pedirte las llaves. Y tu papá casi muriéndose en Santiago ¿qué sentís, qué te motiva, qué te conmueve?
- …
“Claro hueón , mírate, límpiate la boca, me violenta tanto esto, pasa las llaves y ándate, parte. La gata no tiene comida y ni le has cambiado la arena de la caca, ¡qué te conmueve¡
- …
Koritta se acercó y me tocó con la cola. Le pedí perdón pensando porque no podía hablar. Y le hice cariño en su espalda. Luego comenzó a vomitar.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Economía de escala

Como todo cambio rompe el equilibrio. He tenido que tratar de adaptarme a mi nueva situación. Como ya no fumo pasta. No. Como no he fumado. El equilibrio roto necesita ser reestablecido. Es difícil decir: voy desde un equilibrio nocivo a uno menos nocivo. No sé si eso existirá y por lo tanto si se podrá. Pero me suena mejor que antes. Tomo más. No fumo. Tomo más. No jalo. En cualquier momento. Podría dejar de tomar. Pero a frases cortas. Equilibrio. Cambio.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Miamalgama

Tú recuerdas cuando en 4° usabas una corbata de seda. O algo así. Y nos levantábamos a escuchar música. Ahí conocí el yesshows. Y fiki, que en ese tiempo era fletiní, después pintaba muy bien. Hizo carátulas. Cada uno ahí. Cada uno se fue. Pero fui tan feliz todas esas veces. Y no éramos tan chicos. 4°, 80 tas? Y qué importaba, nos gusta la música. Claro, los años a ti te han dado el alma. A mi, otra vez quererte. Tb cuando supiste que había terminado con la Paty estabas ahí. La Sanny tb te había chuteado. Jo jo jo. Y yo sabía que iba en bajada libre. Y cuando toqué el suelo. Mientras la gente que nos amaba esperaba que viéramos el cielo. Ahí estábamos asustados y sonriendo por nuestra poca capacidad de amar bien. Claudio nos besaba desde otro mundo. Cada uno dice: siempre fue así. Y amo el mundo, y veo el cielo y lo demás.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Sucedáneos

Quisiera viajar al futuro. Quién no. Para saber cómo voy a terminar. Todos los posibles suicidas piensan en desaparecer. Yo no me quiero suicidar. Aunque todos desaparecemos. Estoy aprendiendo a estar solo. A borrar números del celular. La siquiatra que más me ha gustado me puso poliadicto. Me dio risperidona. Pensaba que iba a respirar mejor. No me gustó. “No te puedo dar nada que te dé placer”. Y yo: “no me dé aceite de ricino”. Tomé la risperidona y me sentí inhumano. Tb era inhumano cuando estaba duro. Me pidió las pruebas que me había hecho la sicóloga. Nunca me había preguntado qué había resultado de eso. En el test de inteligencia: normal. En el de personalidad: no hay estructura. Acaso no hay cielo en mi. U oscuridad. Y sol. Mi cuerpo aún respondía. Sin novedad. Me gustó su posición, creía lo que decía. Yo nunca más fui y le agradecí darme la certeza de un nombre. Después Dani me dijo: el lanzarte al placer también significa: amas a tus amigos, a tus mascotas. A tu familia. Y ese día me sentí bien.

Electrodomésticos 1

Después de ver la presencia de los tubos café entré en directo con todos los electrodomésticos. La aspiradora Somela que utilicé cuando no había ventanas. El somelazo. Aspiraba yo, encendía la Somela, y ella aspiraba el humo. Beso tecno, plástico. Antes de vaciar el humo le echaba un toque de desodorante ambiental. Y luego el humo. El filtro hacía que el olor , si es que no desaparecía, se disipara al máximo. Pero apagaba y encendía la Somela. Qué es más escandaloso ¿el ruido o el olor?

Las cosas amadas

Estuve limpiando la cocina. Lavé los platos y eché cloro en las paredes. Una manía que me da de vez en cuando. Como para limpiar mi entorno, limpiarme. Estúpidamente. Con el reflejo del mismo delirio me secaba las manos cada vez que limpiaba algo. Hasta que se acabó la toalla nova y quedó sólo el tubo de cartón café. Al tirarlo en el basurero me percaté de su verdadera presencia. El estómago se me apretó y me dieron ganas de fumar. En mi vieja pieza, en la casa de mis viejos, siempre que fumaba abría una ventana y echaba el humo afuera con esos tubos. Apretaba el tubo con la ventana dejando una punta dentro de la pieza y gran parte de él afuera. Recordé el humo saliendo, espeso, me dio una arcada. Me senté y me contuve. Así me di cuenta de que amaba ese humo, pero odiaba su dirección. Y que ese tubo o esos tubos que están en miles de casas y que la dueña de casa bota sin mayor pensamiento que el acto mecánico de tirar una basura, era otra cosa para mí. Un reflejo irónico del reciclaje. Y una presencia más para recordarme que hay muchas cosas amadas que tengo que dejar.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Banderas

Ustedes se habrán dado cuenta, o se darán cuenta, que estas banderas que escribo flamean a la deriva de mis estados, sin puerto a la vista, sin un país angular. Son pedazos de sentimientos e intuiciones que me ayudan a reconstruir mi esperanza. Aquí no caben las lamentaciones honrosas ni los triunfos morales. Es una apuesta a la literatura, un confesionario abierto a miles de sacerdotes que con su mirada establecen un vínculo divino: el de la humanidad. He visto cómo la pasta va dejando a las personas estandarizadas. Los mismos gestos, la misma delgadez de cuerpo y alma, el mismo brillo de cara, los mismos dientes, el mismo desgarrador camino hacia la extinción. En las esquinas del mundo estas mismas flores marchitas buscan como pueden su única esperanza que ya, inevitablemente siendo sólo química, las condena a seguir por la vía de la desaparición. Los robos, asesinatos y todo tipo de males que aparecen como frutos de estas flores malditas, quizá sean la consecuencia lógica de algo que atraviesa estas esquinas. De la misma dramática forma, con el mismo aborrecible itinerario de soledad, sufrimiento y desamparo.