viernes, 9 de noviembre de 2007

Las cosas amadas

Estuve limpiando la cocina. Lavé los platos y eché cloro en las paredes. Una manía que me da de vez en cuando. Como para limpiar mi entorno, limpiarme. Estúpidamente. Con el reflejo del mismo delirio me secaba las manos cada vez que limpiaba algo. Hasta que se acabó la toalla nova y quedó sólo el tubo de cartón café. Al tirarlo en el basurero me percaté de su verdadera presencia. El estómago se me apretó y me dieron ganas de fumar. En mi vieja pieza, en la casa de mis viejos, siempre que fumaba abría una ventana y echaba el humo afuera con esos tubos. Apretaba el tubo con la ventana dejando una punta dentro de la pieza y gran parte de él afuera. Recordé el humo saliendo, espeso, me dio una arcada. Me senté y me contuve. Así me di cuenta de que amaba ese humo, pero odiaba su dirección. Y que ese tubo o esos tubos que están en miles de casas y que la dueña de casa bota sin mayor pensamiento que el acto mecánico de tirar una basura, era otra cosa para mí. Un reflejo irónico del reciclaje. Y una presencia más para recordarme que hay muchas cosas amadas que tengo que dejar.

3 comentarios:

Unknown dijo...

al leer esto me doy cuenta de que los sintomas son los mismos y las conductas congruentes . te cuento en la casa del claudio el otro dia entre, estaba tocando la bateria y me percate de un tubo de plastico tipo chimenea de 5 cm de diametro salia de su pared y se curvaba hacia el techo no entendi , ahora si ese es su tubo de confort o su aspiradora . trata de seguir luchando contra la venganza boliviana

Perro dijo...

¿Que sientes cuando ves un avión?

Rotativo dijo...

dicen,no se que tan veridico será, que los adictos desarrollan una memoria emocional respecto a la sustancia, que se gatilla ante cuaquier estimulo relacionado con ese recuerdo, evocando la escena entera... loco ah?, tener eso grabado en el cerebro como un registro inalterable.