miércoles, 19 de diciembre de 2007

Técnicas

Había ya dicho algún filósofo que la técnica alcanzaría la realidad del hombre. Aplicaciones que permiten descontar tiempo, abaratar costos y hacer posibles mediciones de productividad. Comprimir el espacio del hombre por el espacio del trabajo. Con la pasta pasa lo mismo: envase más pequeño con triple potencia, infinita adicción y un consumo de curva ascendente. En eso no me parezco menos a la señora que en navidad sale de compras a atiborrar los centros comerciales con sus deseos hechos productos. La mirada del niño cuando abre el regalo, la emoción de la madre de regalar y poder regalar, el padre como proveedor oficial, todo eso se comprime y expone en una intrincada red de dealers de las emociones. Las campañas comienzan, planificadamente, a fines de octubre, mientras que a fines de diciembre comienzan las de inicio de clases. Así es que de algún modo somos más viejos antes de tiempo. Creo ser moderno cuando consumo. En poco tiempo hago la obra completa: deseo, trabajo, venta, consumo. Con una técnica depurada y aprendida desde mi espejo más cercano y sublime.

martes, 27 de noviembre de 2007

Rerecaída

“Ahora me vas a decir que yo estoy acá pero sólo piensas en seguir fumando. Y escribirás esto en tu puto blog. Me da rabia lo negligente que eres contigo, tienes todas las redes, pudiste llamar. Y encima acá, profanando la casa de tus viejos, ándate a tu departamento, sé que no te da vergüenza, ábreme la puerta, ¿sientes algo verdadero por alguien o algo que no sea la pasta? Porque si te querís hacer cagar, hazlo pero deja de hueviar acá donde tus papás, tu mamá me encargó la casa, no sabía cómo pedirte las llaves. Y tu papá casi muriéndose en Santiago ¿qué sentís, qué te motiva, qué te conmueve?
- …
“Claro hueón , mírate, límpiate la boca, me violenta tanto esto, pasa las llaves y ándate, parte. La gata no tiene comida y ni le has cambiado la arena de la caca, ¡qué te conmueve¡
- …
Koritta se acercó y me tocó con la cola. Le pedí perdón pensando porque no podía hablar. Y le hice cariño en su espalda. Luego comenzó a vomitar.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Economía de escala

Como todo cambio rompe el equilibrio. He tenido que tratar de adaptarme a mi nueva situación. Como ya no fumo pasta. No. Como no he fumado. El equilibrio roto necesita ser reestablecido. Es difícil decir: voy desde un equilibrio nocivo a uno menos nocivo. No sé si eso existirá y por lo tanto si se podrá. Pero me suena mejor que antes. Tomo más. No fumo. Tomo más. No jalo. En cualquier momento. Podría dejar de tomar. Pero a frases cortas. Equilibrio. Cambio.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Miamalgama

Tú recuerdas cuando en 4° usabas una corbata de seda. O algo así. Y nos levantábamos a escuchar música. Ahí conocí el yesshows. Y fiki, que en ese tiempo era fletiní, después pintaba muy bien. Hizo carátulas. Cada uno ahí. Cada uno se fue. Pero fui tan feliz todas esas veces. Y no éramos tan chicos. 4°, 80 tas? Y qué importaba, nos gusta la música. Claro, los años a ti te han dado el alma. A mi, otra vez quererte. Tb cuando supiste que había terminado con la Paty estabas ahí. La Sanny tb te había chuteado. Jo jo jo. Y yo sabía que iba en bajada libre. Y cuando toqué el suelo. Mientras la gente que nos amaba esperaba que viéramos el cielo. Ahí estábamos asustados y sonriendo por nuestra poca capacidad de amar bien. Claudio nos besaba desde otro mundo. Cada uno dice: siempre fue así. Y amo el mundo, y veo el cielo y lo demás.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Sucedáneos

Quisiera viajar al futuro. Quién no. Para saber cómo voy a terminar. Todos los posibles suicidas piensan en desaparecer. Yo no me quiero suicidar. Aunque todos desaparecemos. Estoy aprendiendo a estar solo. A borrar números del celular. La siquiatra que más me ha gustado me puso poliadicto. Me dio risperidona. Pensaba que iba a respirar mejor. No me gustó. “No te puedo dar nada que te dé placer”. Y yo: “no me dé aceite de ricino”. Tomé la risperidona y me sentí inhumano. Tb era inhumano cuando estaba duro. Me pidió las pruebas que me había hecho la sicóloga. Nunca me había preguntado qué había resultado de eso. En el test de inteligencia: normal. En el de personalidad: no hay estructura. Acaso no hay cielo en mi. U oscuridad. Y sol. Mi cuerpo aún respondía. Sin novedad. Me gustó su posición, creía lo que decía. Yo nunca más fui y le agradecí darme la certeza de un nombre. Después Dani me dijo: el lanzarte al placer también significa: amas a tus amigos, a tus mascotas. A tu familia. Y ese día me sentí bien.

Electrodomésticos 1

Después de ver la presencia de los tubos café entré en directo con todos los electrodomésticos. La aspiradora Somela que utilicé cuando no había ventanas. El somelazo. Aspiraba yo, encendía la Somela, y ella aspiraba el humo. Beso tecno, plástico. Antes de vaciar el humo le echaba un toque de desodorante ambiental. Y luego el humo. El filtro hacía que el olor , si es que no desaparecía, se disipara al máximo. Pero apagaba y encendía la Somela. Qué es más escandaloso ¿el ruido o el olor?

Las cosas amadas

Estuve limpiando la cocina. Lavé los platos y eché cloro en las paredes. Una manía que me da de vez en cuando. Como para limpiar mi entorno, limpiarme. Estúpidamente. Con el reflejo del mismo delirio me secaba las manos cada vez que limpiaba algo. Hasta que se acabó la toalla nova y quedó sólo el tubo de cartón café. Al tirarlo en el basurero me percaté de su verdadera presencia. El estómago se me apretó y me dieron ganas de fumar. En mi vieja pieza, en la casa de mis viejos, siempre que fumaba abría una ventana y echaba el humo afuera con esos tubos. Apretaba el tubo con la ventana dejando una punta dentro de la pieza y gran parte de él afuera. Recordé el humo saliendo, espeso, me dio una arcada. Me senté y me contuve. Así me di cuenta de que amaba ese humo, pero odiaba su dirección. Y que ese tubo o esos tubos que están en miles de casas y que la dueña de casa bota sin mayor pensamiento que el acto mecánico de tirar una basura, era otra cosa para mí. Un reflejo irónico del reciclaje. Y una presencia más para recordarme que hay muchas cosas amadas que tengo que dejar.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Banderas

Ustedes se habrán dado cuenta, o se darán cuenta, que estas banderas que escribo flamean a la deriva de mis estados, sin puerto a la vista, sin un país angular. Son pedazos de sentimientos e intuiciones que me ayudan a reconstruir mi esperanza. Aquí no caben las lamentaciones honrosas ni los triunfos morales. Es una apuesta a la literatura, un confesionario abierto a miles de sacerdotes que con su mirada establecen un vínculo divino: el de la humanidad. He visto cómo la pasta va dejando a las personas estandarizadas. Los mismos gestos, la misma delgadez de cuerpo y alma, el mismo brillo de cara, los mismos dientes, el mismo desgarrador camino hacia la extinción. En las esquinas del mundo estas mismas flores marchitas buscan como pueden su única esperanza que ya, inevitablemente siendo sólo química, las condena a seguir por la vía de la desaparición. Los robos, asesinatos y todo tipo de males que aparecen como frutos de estas flores malditas, quizá sean la consecuencia lógica de algo que atraviesa estas esquinas. De la misma dramática forma, con el mismo aborrecible itinerario de soledad, sufrimiento y desamparo.

jueves, 25 de octubre de 2007

Recaídas

Tengo ganas de fumar pasta. Me levanté muy temprano ayer y en la madrugada tuve los fantásticos sueños fumones. Son más ricos que fumar en serio porque despiertas y estás sano. Pero también son la antesala de la recaída, el presente químico rascándote la guata. Así, entre consiente y aún soñando, comienzo a preparar el escenario: terminar el trabajo, un happy hour y después, ebrio, ir a la movida exacerbado por el alcohol. Recuerdo la primera y más extraña recaída. Cuando volví de vacaciones de verano, del sur, con Daniela y su mamá, Bety. Estuve limpio prácticamente durante un mes. Me sentí bien en el sur, llegamos hasta Chiloé, compramos Ostras en Caulín donde unos 500 cisnes cuello negro se apareaban. Supimos que en ese lugar, en invierno, llegaban flamencos a aparearse mientras la lluvia torrencial bañaba sus plumas. Vimos un huemul camino al volcán Villarrica. Supe la historia de la separación de Bety con el papá de Dani y cómo ella tuvo que convertirse en la mamá de Bety. Todo iba viento en popa con Dani y fui feliz. Al regreso, la primera noche en Antofagasta, tuve el sueño fantástico. En la mañana de domingo sabía que mis papás iban a la iglesia. Tenía plata en los bolsillos y pasta a la vuelta de la casa. Me gasté 90 mil pesos de las 11.00 a las 19.00 horas. En uno de los momentos en que salí de mi pieza para ir a ver si alguien venía, mi gata Antonia cé acercó con un envoltorio amarillo de pastilla de miel en el hocico. Lo tiró al suelo y comenzó a jugar con él con sus garras mirándome. Mi corazón se trizó. Cuando mi mamá llegó con mi papá estaba en el otro yo. Mi mamá lloró. Mi papá se sentó, no, se desparramó en la cama. Mi hermano, completamente entregado a Cristo, tomó la Biblia y rezó y también se convirtió en otro. Yo pensaba en la vuelta de la esquina. Le dije a mi hermano que no sentía nada con sus oraciones. Que quería ir a la vuelta. Llegaron mis sobrinos más chicos. Lloré. Ahora lloro. Llegó mi sobrino mayor, Sebastián, y me dijo que no entendía qué le encontraba a la droga. Nadie me fustigó. Todos me acogieron. Mi hermano mayor, Marco, me dio una cariñosa palmada en el muslo mientras yacía sentado en uno de los sillones del living comedor. Mis cuñadas, Sanny y Yeliza me hicieron cariño Llegó Daniela. Toda mi red estaba ahí y yo cayendo en mi propio acto de teatro, toda la red y yo saltando para alcanzar nada. Llamamos al Crear para ir al día siguiente. Fui y el hermano de Fernando Paulsen, el director, me dijo que a los 42 caería inevitablemente. Le dije que era humanista, que no me gustaba el régimen militar de ese centro. Me repitió que a los 42, como él, cuando tuviera todo perdido, me daría cuenta. Decidí no quedarme. Uno sabe cuándo llega el amor, algunos presienten cuándo van a morir, imagínense cuando la química llama a su objeto y uno es sólo un mediador inútil. Espero no fumar hoy.

lunes, 22 de octubre de 2007

Presente Químico

He estado pensando cómo vive el tiempo un adicto a la pasta. Busca el presente químico. El antes es una lucha extrema por saber cómo, cuándo y dónde realizará su sueño. Sueño químico. El después sería el cómo volver a ese presente y mantenerlo por siempre. Otro sueño. Otra división del hombre en sí mismo. Hay una curva que explica el suceso. El éxtasis y la caída. Falta la curva anterior que vendría siendo como la subida del cerro El Ancla para luego devolverse abajo para subir de nuevo y así, como la rueda de Ixión*, en peregrinaje perpetuo. En el presente químico no hay culpas ni historia, sólo regocijo químico al servicio de la destrucción del cuerpo y la desolación del espíritu.

* Aquí el mito de la rueda de Ixión http://es.wikipedia.org/wiki/Ixi%C3%B3n

martes, 16 de octubre de 2007

:)

¿Hay que viajar por el mundo para encontrar nuevas desgracias? ¿Acaso en el universo compactado de esta cárcel no caben todos los mundos? ¿Acaso el sufrimiento por obra u omisión no nos inunda como metal macizo destrozando tristemente el espíritu? Y si no, ¿por qué al presionar en doble clic al ratón y su oreja izquierda ingresamos por todos los caminos impresionándonos de que tanta abulia se traduzca en mundo? Aspiro, rematado, sin ver otro sitio que mi propia sombra que, a la luz de la lámpara, se sitúa sólida ante mis ojos. Es cierto, siempre está el amor, y siempre la belleza, y la amistad y siempre la esperanza, pero mi mirada está sujeta a un solo objeto y mi voz decreta una sola palabra y mi corazón regurgita un solo latido y mi alma aplica toda su trascendencia hacia un solo humo.

viernes, 12 de octubre de 2007

Daños Colaterales

En mi catástrofe es imposible calcular la dimensión de los daños colaterales. Daños en cuerpo y alma. La conexión exacta para exorcizar los estigmas no la sé. En casa de mis padres no llegué a robar, “pedí prestado”. Devolví siempre porque soy poliadicto funcional, pero doné angustia real y arrugas y canas. La tremenda mano del amor sólo fue lo que nos salvó de no caer en completo caos. Mi madre se asusta cuando voy a su casa, cree que iré a la vuelta a comprar. Mi papá, una vez que llego a la reja y salgo, corre a la entrada para saber qué dirección tomo. Les digo que nada cuanto hagan puede tener resultado si yo no quiero. El punto es cuándo elijo el camino, dónde propongo el desvío, cómo veo sus caras cuando decido. El punto de la decisión siempre es antes “de”. Después de eso no hay salida posible sino penetrar la pipa y convertirse en una extensión de su bocanada.

jueves, 11 de octubre de 2007

En los espejos

Daniela se ha ido llorando al verme con esa cara que no soy yo.
“Ven”, me había tomado de mi mano derecha y llevado al baño:”mírate”, y yo sólo pensaba en otro pipazo, y aunque racionalmente sabía que ella tenía razón, y aunque me miraba en el espejo como soy y no soy, no fue suficiente.
No tengo dinero y ella, cansada, llora porque sabe que no es culpa de nadie, que tomo mi opción en algún momento del camino entre comprar el primer mono y fumarme toda la plata. La opción no fue ella. Veo en su alma el dolor que emana porque algo muerto que además mata de a poco le ha ganado la apuesta. Cuando se va lloro yo. No sé si es por ella o porque no tengo dinero para más pasta. Otra vez, ante otro espejo, soy y no soy, y el alma se me parte y cae en la cerámica llena de esperma de vela que he esparcido al ladear la pipa y esconderme en el suelo para fumar.

El cielo de tierra

Mi primer paso, y mi primer error para rehabilitarme, será decir: “no soy como cualquier adicto”. Tengo esperanzas y sueños pero una idea fija: fumar pasta. Aunque, debo decirlo, ahora que veo el cielo de tierra que me cubre me ha dado miedo y pienso desechar esa visión para explicarme el ciclo de hechos que me llevaron a esta rara escena. Ha llegado mi amigo y compañero de casa, El Negro, y me ha visto tendido en el suelo, transpirando a mares por la angustia. Tengo la pipa en la boca y la boca está rodeada en sus comisuras por una línea negra y seca. El alma de mi vicio hecha carne. Le digo, paranoico: “tranquilo, calladito mejor”. Él hace un gesto típico que me dice: “está mal este hueón”, esboza una risa y va a su pieza. Luego vuelve y concluye, esta vez en voz alta: “te falta el piso de tierra nomás”.