
En mi catástrofe es imposible calcular la dimensión de los daños colaterales. Daños en cuerpo y alma. La conexión exacta para exorcizar los estigmas no la sé. En casa de mis padres no llegué a robar, “pedí prestado”. Devolví siempre porque soy poliadicto funcional, pero doné angustia real y arrugas y canas. La tremenda mano del amor sólo fue lo que nos salvó de no caer en completo caos. Mi madre se asusta cuando voy a su casa, cree que iré a la vuelta a comprar. Mi papá, una vez que llego a la reja y salgo, corre a la entrada para saber qué dirección tomo. Les digo que nada cuanto hagan puede tener resultado si yo no quiero. El punto es cuándo elijo el camino, dónde propongo el desvío, cómo veo sus caras cuando decido. El punto de la decisión siempre es antes “de”. Después de eso no hay salida posible sino penetrar la pipa y convertirse en una extensión de su bocanada.
3 comentarios:
Me gusta la crudeza del relato, la forma como lo estas trabajando, te de credibilidad de todos modos. Quiero que ver como la pasta se come el hombre.
Ya sabes que para mi siempre que se quiere se puede, no hay de otra, así es que vamos pues, peldaño a peldaño, carrete tras carrete. No siempre es fácil, pero lo importante es no perder de vista el objetivo final. No te dejes influenciar por tonteras ni te desalientes, aprende a ponerte al menos algunos límites y... vamos que se puede!!!...
si existe la solucion ,es fumar la minima dosis por que el efecto es lo mismo ,luego beber un rico copete de almenos 46 grado y una buena amiga de esas paleteadas
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