Ustedes se habrán dado cuenta, o se darán cuenta, que estas banderas que escribo flamean a la deriva de mis estados, sin puerto a la vista, sin un país angular. Son pedazos de sentimientos e intuiciones que me ayudan a reconstruir mi esperanza. Aquí no caben las lamentaciones honrosas ni los triunfos morales. Es una apuesta a la literatura, un confesionario abierto a miles de sacerdotes que con su mirada establecen un vínculo divino: el de la humanidad. He visto cómo la pasta va dejando a las personas estandarizadas. Los mismos gestos, la misma delgadez de cuerpo y alma, el mismo brillo de cara, los mismos dientes, el mismo desgarrador camino hacia la extinción. En las esquinas del mundo estas mismas flores marchitas buscan como pueden su única esperanza que ya, inevitablemente siendo sólo química, las condena a seguir por la vía de la desaparición. Los robos, asesinatos y todo tipo de males que aparecen como frutos de estas flores malditas, quizá sean la consecuencia lógica de algo que atraviesa estas esquinas. De la misma dramática forma, con el mismo aborrecible itinerario de soledad, sufrimiento y desamparo.
viernes, 2 de noviembre de 2007
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5 comentarios:
casi me pongo a llorar
Esta 'declaración de intención', me parece absolutamente innecesaria... ¿qué pachó?
guateaste ah...
yo cacho que cuando te ponis a opinar sobre ti mismo y no a expresar lo que sientes, se va a la chucha la wea. :P
igual tiene sus momentos, ja ja
Por favor, no me pateen en el suelo que estoy frágil. Ustedes serán los culpables si recaigo, malos.
VIVA LA AUTONOMÍA¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
SI, tiene sus momentos...me gustó el de la esperanza química, no lo había pensado ¡interesante!
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